Buenos días y mejor reencuentro con el quehacer diario:
El año judicial -que, por prescripción legal comienza el día 1 septiembre- quedará institucional y formalmente inaugurado el próximo día 5 del mismo mes. ¡Vamos con él!
De algún modo, considerar que el ciclo anual comienza en septiembre coincide con mi sentir particular: Siempre he tenido la impresión de que -a nivel de trabajo- los períodos se abren y cierran, no con el año natural sino en septiembre, tras las vacaciones.
Al fin y al cabo, es así: Ese es el verdadero momento de volver a empezar, el momento en que, ya cuando éramos pequeños, volvíamos a las aulas de la escuela llenos de expectación y curiosidad. Ese espíritu nos queda de por vida.
Hemos roto con la rutina por unos días y su consecuencia es ralentizar el pensamiento y eso nos lleva, indefectiblemente, a relativizar ideas y conceptos y, así, ver las cosas desde otro punto de vista. Es el efecto de tomar distancia.
Y todo esto no es casualidad: Por prescripción del artículo 179 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, el mes de agosto es inhábil para la mayoría de los asuntos y sólo los artículos 183 y 184 de esa Norma dejan al margen los asuntos excepcionales que no pueden sufrir demora y la instrucción de las causas criminales.
Para este nuevo año, deseemos que los jueces tengan el mayor de los tinos. Y, en cuanto a su tan traída y llevada cúpula, que sea menos protagonista de titulares de noticias. No será fácil vista la situación de tensión social y política en la que parece que cualquier barbaridad expresada en unos pocos caracteres a través de las redes sociales procura más votos y adeptos que la reflexión seria y profunda.
En nuestro despacho, esperamos continuar como siempre, esforzándonos precisamente en la reflexión profunda, en estudiar cada asunto y, en el menor tiempo posible, dar soluciones eficaces y sólidas a los problemas que nos plantean.
No vamos a cambiar en exceso (dicen que mejor no tocar lo que va bien). Únicamente intentaremos retocar algunos detalles de funcionamiento para que el trabajo que ponemos a disposición de la sociedad tenga la mayor calidad posible.
En definitiva, manteniendo nuestro compromiso con los sentimientos e intereses de nuestros clientes y nuestra disposición a dar solución a sus problemas.
Así pues, gracias por la confianza. Aquí estamos, como siempre.